Los argentinos sumidos en la última crisis económica de su país están experimentando una creciente sensación de desesperanza, según un histórico estudio de salud mental que apunta a tiempos de auge para al menos una profesión: los psicólogos.

Acosada por una inflación vertiginosa que deprime los medios de subsistencia a medida que el peso decae constantemente, la economía disfuncional está causando estragos en el estado de ánimo de la población, así como en sus billeteras.

Esa es la conclusión de una encuesta realizada por la Facultad de Psicología Aplicada de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que encontró que más del 85% de los 1.700 encuestados cree que la crisis actual los ha hecho menos optimistas para el futuro, y la mitad describe el cambio como significativo o drástico.

Bendecido con ricos recursos naturales, el país sudamericano, sin embargo, ha pasado de una crisis a otra durante gran parte de sus más de 200 años desde la independencia, ayudando progresivamente a impulsar la demanda de atención de salud mental, a la que generalmente se puede acceder a través de hospitales públicos.

Según datos previos a la pandemia de la Organización Mundial de la Salud, Argentina contaba con 222 psicólogos por cada 100.000 habitantes, frente a los 49 de Francia y los 30 de Estados Unidos.

“El ciclo constante de crisis ha llenado tantos consultorios médicos”, dijo Gustavo González, jefe del departamento de psicología aplicada de la UBA.

"Las cosas están mal y, en cierto modo, peor en términos de salud mental". Casi el 90% dijo que pensaba que su situación económica empeoraría durante el próximo año.

El presidente Alberto Fernández ha tratado de detener la podredumbre económica con medidas que incluyen otorgar a su último ministro de Economía, Sergio Massa, poderes ampliados sobre la política comercial, industrial y agrícola.

Mientras tanto, las filas de los pobres se han incrementado a casi el 40% de la población.

González, de la UBA, dijo que la agitación actual estaba contribuyendo a una "saturación psicológica" de los más afectados, ya que demasiadas personas emocionalmente agotadas esencialmente renunciaron a la posibilidad de un futuro mejor.

"El argentino promedio parece no poder encontrar la luz al final del túnel, y obviamente responsabiliza al gobierno", dijo, lo que podría ser una mala noticia para los peronistas de centroizquierda gobernantes de Fernández cuando el país celebre elecciones el próximo año.

"Es como una maldición que regresa eternamente".

La encuesta de la UBA mostró que los términos más utilizados por los encuestados para describir su estado mental actual eran "angustia", "harto", "enojado" y, el término más utilizado entre los jóvenes de 18 a 29 años, "miedo por el futuro". REUTERS