Durante toda nuestra vida, es completamente normal experimentar ciertos lapsos de memoria. A partir de cierta edad, no obstante, pueden volverse más frecuentes, lo que a su vez puede hacernos temer que se trate de un primer signo de demencia.

La buena noticia, no obstante, es que con la metodología adecuada muchos de estos lapsos son prevenibles. Incluso en los casos de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, la evidencia disponible sugiere que existen métodos para ralentizar notablemente la progresión del trastorno.

La utilidad de leer ficción

Precisamente en esto se basa el reputado neurocientífico Richard Restak, antiguo presidente de la Asociación Americana de Neuropsiquiatría, cuando en su último libro The Complete Guide to Memory: The Science of Strenghtening Your Mind ofrece algunas claves sobre cómo se producen los lapsos de memoria y sobre cómo evitar un buen número de ellos.

Por ejemplo, Restak defiende que muchos pacientes mayores que están experimentando estos lapsos tienden a dejar de leer novelas de ficción, ya que les resulta muy complicado seguir la trama al no recordar las acciones o las palabras de los personajes. Y es una lástima, dice, ya que leer libros complejos es un gran ejercicio para la memoria.

La lectura de historias de ficción, desarrolla, nos obliga a fortalecer lo que conocemos como memoria de trabajo, en oposición a la memoria episódica o la memoria a corto plazo.

Tres tipos de memoria

Cada una de estas tres formas de memoria tiene una función diferente. Así, la memoria a corto plazo es la que empleamos para guardar algo de información que vamos a emplear brevemente y de forma inmediata: por ejemplo, al recordar un número de teléfono durante unos segundos. La episódica, en cambio, nos permite almacenar recuerdos durante largo tiempo, como al recordar momentos de nuestra infancia.

Por su parte, la memoria de trabajo nos permite, señala Restak, es mucho más práctica, y nos permite emplear información aprendida para desarrollar correctamente una tarea. En este caso, por ejemplo, recordar el contenido de lo leído previamente para seguir avanzando en la trama de una ficción.

Sea como sea, el neurocientífico advierte que, por si sola, la memoria tiende a ir deteriorándose a partir más o menos de los 30 años de edad, por lo que aconseja ejercitarla diariamente. Quizás sea una gran idea pensar en retomar ese libro que tenemos a medias desde hace tanto tiempo.

Referencias

Richard Restak. The Complete Guide to memory: The Science of Strengthening Your Mind. Skyhorse, 2022. ISBN1510770275 (ISBN13: 9781510770270)