Con sólo 16 años, la hipnótica Billie Eilish se convirtió en una de las artistas más famosas del mundo. Ahora, con 20, atesora 104 millones de seguidores en Instagram, casi 45 millones en TikTok, 46 millones de suscriptores en YouTube... pero pese a su éxito, la artista sigue siendo una de las más melancólicas y torturadas del panorama pop.

Billie Eilish no ha dudado en compartir que sufre un rosario de complejos y penalidades que traumatizarían a cualquiera. Padece síndrome de Tourette, trastorno del sueño, dismorfia corporal y también ha desvelado que sufrió abuso sexual cuando era menor de edad. Sin contar que fue acosada durante seis meses por un hombre que acampó en frente de su casa.

Aunque tirando de ironía tituló su segundo álbum de estudio Happier than ever (Más feliz que nunca), Eilish sigue siendo una de las máximas representantes de lo que se ha dado en llamar "pop de chicas tristes”. La californiana canta sobre las fotos poco favorecedoras que le roban los paparazzi, sobre los acuerdos de confidencialidad que ha hecho firmar a algún novio para que no compartiera sus secretos más íntimos, sobre sus fantasías de desaparecer en una isla de Hawái... Describe sin tapujos la pesada carga de una fama precoz, pero también canta los miedos e inseguridades de cualquier adolescente.

Antítesis de una estrella

Sabe conectar con la angustia de la generación Z, que ve en ella a una especie de antiheroína descreída que les entiende

Por eso sabe conectar con la angustia de la llamada generación Z (nacidos entre mediados de los noventa y el 2010), que ve en ella a una especie de antiheroína, una chica descreída que les entiende y que no tiene complejos de hablar de sus problemas. Eilish es la antítesis de la estrella clásica del pop. Huye del brilli brilli y abraza la melancolía y, sin embargo, brilla incluso cuando muestra sin tapujos sus complejos y sus problemas de salud, incluido su trastorno neurológico que le causa movimientos repetitivos y sonidos o tics incontrolables.

Cuando su primer single, Ocean eyes, se convirtió en un éxito viral en el 2105, Billy Eilish no estaba preparada para lidiar con la repentina avalancha de atención que recibió. Tenía 16 años cuando hizo la gira de su álbum de debut, cuatro veces platino, y ella “odiaba salir a la calle, ir a eventos, no me gustaba que me reconocieran, me fastidiaba que en internet hubiera un montón de ojos sobre mí. Sólo quería estar haciendo cosas de adolescente”. Su vida había dado un vuelco de 180 grados y los únicos adolescentes que la arropaban eran los que componían el público de sus conciertos.

Su cuerpo no reaccionaba bien al estrés; constantemente enfermaba de laringitis o tenía fiebre. Se deprimió. Y los tics del síndrome de Tourette que le diagnosticaron con apenas 11 años empeoraron. “Nunca dejo de tener tics. Los tengo constantemente, durante todo el día. Muevo la oreja de un lado a otro, levanto la ceja, chasqueo la mandíbula, flexiono el brazo, los músculos...", explicaba en el programa de entrevistas de Netflix No necesitan presentación, de David Letterman.

Desde el momento en que se hizo famosa, Billy Eilish ha llevado ropa que ocultaba a propósito su figura: camisetas extragrandes, pantalones muy anchos, ropa deportiva... Un aspecto por el que ha sido celebrada como antiestrella del pop. Los fans la consideraron una heroína feminista por su vestuario sin forma, para evitar la sexualización y la cosificación femenina. Pero también los los trolls estaban hiperatentos a criticar su cuerpo y su pelo color arcoiris con comentarios hirientes.

Y aunque pasó de las sudaderas a un sugestivo corsé rosa para la portada de Vogue hace poco más de un año, Billie Eilish sigue teniendo una relación de amor-odio con su físico: "No tengo un vínculo bueno. Mi relación con mi cuerpo ha sido algo verdaderamente horrible y terrible desde que tenía 11 años. A ver, me encanta que sea mío y que esté conmigo donde quiera que vaya. Pienso en él como mi amigo. ¡Mi amigo feo! Es complicado", comentaba a The Sunday Times sobre su dismorfia.

Billie Eilish puede presumir de ser la cantante más joven en obtener los cuatro premios más importantes de los Grammy (álbum, grabación, canción y artista revelación del año) y de aupar 14 canciones a la vez en la lista Billboard Hot 100, pero "nunca me siento deseada", asegura. "Tengo la preocupación de sentirme tan indeseable que en ocasiones me he esforzado demasiado por ser deseable. Y me entristece pensar en eso".

La artista ha explicado que visita a un terapeuta una vez por semana y ha animado a todos los demás a hacer lo mismo: "Realmente creo que todos, todos los seres humanos en la tierra, deberían ir a terapia, ya sea que sientas esto o aquello sobre tu vida, si eres feliz o cualquier cosa". En el podcast de Zane Lowe explicó que las conversaciones que tiene en terapia la ayudan a escribir sus canciones. “Me hace hablar sobre cosas, y luego pienso en ellas constantemente. Hablo sobre cosas en terapia en las que ni siquiera pienso en mi vida”.

Juventud y riqueza

Según 'Forbes', la cantante acumula un patrimonio neto de 53 millones de dólares

Según Forbes, la cantante acumula un patrimonio neto de 53 millones de dólares. Ha lanzado su propia fragancia y en su tienda digital de merchandising, vende además de discos sudaderas extragrandes o felpudos con la leyenda Happier than ever.

Y aunque al parecer atesora varias propiedades, como un rancho con caballos que compró cuando tenía 17 años, sigue viviendo en casa de sus padres, la actriz Maggie Baird, y el músico y guionista Patrick O'Connell. Con ellos vivía hasta hace poco su hermano mayor, Finneas O’Connell (24), que es además colaborador musical de Eilish desde que esta empezó a componer. Juntos han ganado un Oscar a la mejor canción original por el tema de la última película de James Bond No time to die.

La complicidad de los hermanos dentro y fuera de la música se plasma bien en el documental The world’s a little blurry (El mundo es un poco borroso), la cinta sobre la artista que dirigió R. J. Cutler para Apple TV +. Finneas, que se acaba de independizar, no puede evitar ser también uno de los protectores de la cantante, sobre todo después de que ella fuese acosada por un hombre de 23 años que acampó frente a su casa durante seis meses desde agosto del 2020. 

“Tenemos un equipo en el que realmente confiamos y nuestros padres están alrededor, pero por la cantidad de gente que conocemos siempre intento facilitar un ambiente seguro para ella”, explicaba el músico a The Times. “Es muy joven y yo, en estos años, tenía que ser lo más protector posible. No de manera autoritaria, pero sí asegurarme de que nadie sea un canalla con ella”, decía hace unos meses.