La búsqueda de la “paz total” en un país que ha visto recrudecer diversas formas de violencia desde la firma de un acuerdo con la guerrilla de las FARC es una de las prioridades de Gustavo Petro como presidente de Colombia y una apuesta ambiciosa en momentos en que el narcotráfico están a la ofensiva contra la policía.
El ambiente político favorece que la iniciativa de Petro, quien a partir del próximo domingo se convertirá en el primer presidente de izquierda de Colombia y cuyo objetivo es reiniciar los diálogos de paz con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (EPL) y otros grupos armados, no es tarea fácil.
“El principal obstáculo es precisamente que hay muchos actores armados con antecedentes sociales, económicos y políticos igualmente diferentes, lo que dificultará lograr procesos de negociación efectivos con todos ellos en cuatro años”, dijo el director del programa de doctorado y maestría. dice a Efe., el científico social de la Universidad del Rosario, Carlos Charri.
El ELN, por ejemplo, ve la rebelión como un delito transversal que persigue fines políticos, pero el Clan del Golfo y otros grupos criminales basan su poder en delitos comunes como el narcotráfico.
SOPORTE INTERNACIONAL
El ofrecimiento de “paz plena” se ha extendido a nivel nacional e internacional, y Chile ya se ha ofrecido como plataforma para un posible diálogo con el ELN, aunque Petro parece inclinarse nuevamente por Cuba.
España también expresó su disposición a contribuir al desarrollo de estos diálogos, que comenzaron en 2016 en Quito, bajo el gobierno de Juan Manuel Santos, y se trasladaron a La Habana en 2018, donde aún están presentes los principales líderes guerrilleros.
Las negociaciones se estancaron bajo el actual Gobierno, que endureció las condiciones de negociación para la ANO, y quedaron congeladas tras el atentado terrorista de esta guerrilla en enero de 2019 contra una escuela de cadetes de la Policía en Bogotá, en el que murieron 22 personas y 68 resultaron heridas.
“Sin duda, el tema de la paz en Colombia es un tema neurálgico para todo el continente y apunta a temas complejos como el narcotráfico, que también se ha convertido en un tema multiétnico con un gran repunte de la violencia en el continente”, dijo Petro recientemente. .
Para Charry, la apuesta de Petr por un “mundo pleno” “parece ambiciosa”, más que nada por la idea de iniciar diálogos individuales y regionales.
En este sentido, destaca que el camino no será fácil y que “se pueden abrir muchas mesas de diálogo”, y será un éxito si se llega a un acuerdo, y “muy exitoso si hay dos”.
NEGOCIACIONES REGIONALES
El analista Manuel Alejandro Rayran, profesor de la Facultad de Finanzas, Administración Pública y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, cree que las negociaciones regionales, como las que propone el próximo gobierno, serán difíciles.
“Hay que estar atentos a los modelos de negociación que se están considerando porque el gobierno electo quiere iniciar negociaciones regionales, mientras que organizaciones como el ELN y el Clan del Golfo quieren hacer más que un acuerdo nacional”.
Según el analista, las posibles negociaciones con el clan del Golfo tienen obstáculos adicionales, ya que se trata de un grupo involucrado en el narcotráfico, entre otros delitos, y “hay que convencer a la población de que se le percibe como un actor político, y no como un banda ‘criminal'”.
Charry, por su parte, cree que el proceso que más frutos puede dar es el ELN; En segundo lugar, sería posible establecer negociaciones de paz con la disidencia de las FARC, y el Clan del Golfo y otros grupos criminales los seguirán lejos “muy lejos”.
“ELN es un grupo que recientemente ha manifestado su intención de iniciar negociaciones sobre posibles negociaciones con el gobierno. Sin embargo, es necesario hacer ciertas aclaraciones: el ELN es un partido en el que cada frente es autónomo en sus decisiones, y lograr que todos sus frentes actúen en un mismo proceso es uno de los mayores problemas”, señala.
NEGOCIACIONES “CREENTES”
En cuanto al clan del Golfo, Charry cree que con los recientes ataques a la policía, esta banda está tratando de demostrar que es capaz de hacer daño, controlando ciertos territorios para “subir los precios y poner un listón alto ante posibles negociaciones”.
Recuérdese que este grupo y otras pandillas le ofrecieron al presidente electo un cese al fuego con la condición de que sus integrantes no fueran a la cárcel ni fueran extraditados.
Sobre este tema, cree que sería muy difícil justificar la no extradición, sobre todo en un grupo que “no tiene un enfoque político y tiene un claro enfoque en el narcotráfico”.
Según Charry, será importante en estos procesos que “las víctimas estén en el centro” porque “a veces en Colombia ponemos mucho foco en las negociaciones entre el gobierno y el grupo armado y nos olvidamos de que hay terceros afectados que necesitan ser incluidos y necesitan ser reconocidos, en cuyo caso son víctimas”.
Y los grupos que quieran negociar deben ofrecer “un genuino deseo de paz con acciones concretas”, concluye. EFE